Agenda oculta (Hidden Agenda) K.Loach (1990)

Durante los años sesenta y principios de los setenta tuvo lugar -al hilo de los cambios políticos y sociales que se produjeron durante aquellos años en las sociedades occidentales- la eclosión y aceptación en el mainstream del cine más evidentemente político y de denuncia. Y esto ocurrió tanto en Europa como en los EEUU (p.e. Tempestad sobre Washington (1962, Preminger), El mensajero del miedo y Siete días de mayo (1962 y 1964, Frankenheimer), Punto límite (1964, Lumet), El último testigo (1974, Pakula), Los tres días del Cóndor (1975, Pollack)). Este fenómeno se explica, por razones políticas, sociales y económicas, y en el ámbito cinematográfico, coincide con el agotamiento (o la crisis) de un determinado modelo de cine, la ruptura con la concepción “moderna” del cine, la existencia de un nuevo público y, por ende, por la necesidad de reflejar nuevas realidades.

Sin embargo, el desencanto que supuso el fracaso en la consecución de un nuevo marco político y social, la mutación de la utopía política en terrorismo, la prolongación de la guerra fría y la crisis del petróleo, entre otras razones, condujeron, como reacción, a un nuevo período de conservadurismo político; en el cine corrió parejo con la consolidación del asfixiante modelo de evasión apoyado en gigantescas campañas mundiales de marketing y estrenos simultáneos masivos que aún hoy padecemos. En este contexto de limitación en el acceso a la distribución y exhibición se desenvuelve hoy, como todo cine marginal, el cine “político”, si bien últimamente se puede apreciar un renovado interés por él, motivado quizás por la época de turbulencia, guerras y desconcierto que soportamos tras el 11-S (p.e. Syriana, Buenas noches, buena suerte, El jardinero fiel o Munich).

“Agenda oculta”, ambientada a principios de los ochenta, es un thriller político que retrata con eficacia y concisión un completo fresco sobre la situación política en el Ulster. Por un lado, denuncia el estado de excepción y de violencia policial-militar que se vivía en Irlanda del Norte (comparándola incluso con la dictadura chilena), y por otro, muestra la existencia de una conspiración institucional dirigida, primero, a cambiar el liderazgo del partido conservador, sustituyendo a Edward Heath por un miembro del ala derechista de su partido, y luego, encaminada a desestabilizar el gobierno laborista de Harold Wilson y conseguir así la elección de Margaret Thatcher.

Agenda oculta

Precisamente, esta película fue realizada en las postrimerías del mandato de M. Thatcher, (fue defenestrada por su partido en 1990), pero sitúa la acción al comienzo del mismo, y levantó una enorme polémica, no sólo por exponer la existencia de la conspiración referida, sino por denunciar las torturas y la política antiterrorista de “disparar a matar” que se llevaba a cabo en Irlanda del Norte, por la terrible imagen de la policía del Ulster, y por mostrar la vida cotidiana de los barrios republicanos, sometida a una verdadera ocupación militar y a las arbitrariedades de las fuerzas del orden. Para colmo, y mientras por entonces las restrictivas leyes británicas prohibían el acceso de declaraciones de políticos republicanos a los medios de comunicación (incluso sus voces debían ser dobladas), Loach escogió para interpretar el papel de un líder local del Sinn Fein a un verdadero político de este partido que, por otra parte, en su breve intervención, justifica al IRA trayendo a colación a G. Washington, J. Kenyatta y al arzobispo Makario. Un parlamentario conservador ante su presentación en Cannes (la película ganó el premio del jurado), llegó a afirmar: “el IRA entra en Cannes”.

El film se alinea claramente con las tesis republicanas, y representa con un trazo excesivamente grueso el bando británico (no se salva nadie en él), pero si hay un punto débil es que en este fresco no hay espacio para las víctimas del IRA, ni se atisba la menor crítica para una organización que, por aquellos años, ya nada tenía que ver con los freedom fighters originales y sí más bien con un grupo mafioso.

 La película es directa, tras introducirnos en el contexto pasa inmediatamente a la acción; concisa, no hay apenas escenas transición, o de relleno, salvo las posteriores al asesinato; está realizada sin floritura alguna, el estilo es funcional, lo que importa es el qué y no el cómo; de un realismo desabrido, se aprecia en las localizaciones: oficinas desangeladas, hoteles, pubs, calles; en las tomas de exteriores, en la iluminación naturalista, en el reparto de actores desconocidos e incluso no profesionales; no obstante debemos resaltar al excelente trabajo de Brian Cox.

“Agenda oculta” supuso la fulgurante incorporación de Ken Loach al estrellato cinematográfico europeo tras unos inicios dedicado (y censurado) al documental, así como abrió la puerta a otras películas que trataron el problema del Ulster: “En el nombre del padre” o “Juego de lágrimas”, e incluso “Michael Collins”, hasta “Bloody Sunday” y la película del propio Loach, “El viento que agita la cebada”. En definitiva, un golpe para el adocenado stablishment británico, que sirvió tanto para airear las cloacas y las miserias del sistema político, como para consolidar una carrera cinematográfica discutida por algunos, pero esencial.

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R.U., 1990, 104 min. Título original: Hidden Agenda. Director: Ken Loach. Guión: Jim Allen. Productores: John Daly, Eric Fellner, Derek Gibson, Rebecca O’Brien. Música: Stewart Copeland. Fotografía: Clive Tickner. Montaje: Jonathan Morris. Intérpretes: Frances McDormand, Brian Cox, Brad Dourif, Mai Zetterling, Bernard Archard, Bernard Bloch, Maurice Roeves , John Benfield.

3 Responses to Agenda oculta (Hidden Agenda) K.Loach (1990)

  1. enterado dice:

    Se menciona en la cinta al arzobispo Makarios, amigo de España.

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